jueves, 8 de noviembre de 2007
Regalitos del Cielo
Dios nos conoce. Él ya nos conocía incluso antes de ser formados en las entrañas de nuestras madres. Hay muchos pasajes bíblicos que lo confirman, pero he escogido este por ser uno de mis favoritos:
Salmo 139. "Tus ojos vieron mi cuerpo en formación; todo eso estaba escrito en tu libro. Habías señalado los días de mi vida cuando aún no existía ninguno de ellos".
Una de las cosas que me gustan más de Dios es que él me conoce. A veces nos encontramos en situaciones en las cuales cuesta ser uno mismo, a veces nos podemos camuflar y hacer creer a las personas que somos de otra manera a la que realmente es nuestra esencia. Pero con Dios eso no es así. Dios sabe todo de nosotros, todos nuestros pelos están contados por él.
Por ello a todas las personas nos dió dones. En el diccionario la palabra don significa:
1.Dádiva, presente o regalo.
2.Gracia especial o habilidad para hacer algo.
3.Bien natural o sobrenatural que tiene el cristiano, respecto a Dios, de quien lo recibe.
Dios nos dió dones específicos a cada persona, regalos que sabía que nos iba a gustar. Y esos regalos también nos lo dió para utilizarlos, no solamente para guardarlos en una vitrina o en un cajoncito, sino para que nos fuera util en nuestra vida.
La parábola de los talentos se refiere a eso. A cada uno de nosotros Dios nos dió dones según nuestra capacidad (a unos les da 5 a otros 3 y a otro 1).
Entonces me pregunto ¿Estoy realmente ejercitando el talento/dones que Dios me ha dado? ¿Estoy utilizandolo para un bien? Porque a veces, nos olvidamos de esos regalos y no los seguimos desarrollando. Estoy segura que cada persona tiene un camino a seguir y que Dios va dandonos más y más y más a medida que andamos ese sendero. A veces me paré a pensar donde había llegado hasta ahora y siempre me he sorprendido de cuantas cosas han pasado en mi vida, cosas que había pedido pero su respuesta fue mucho más abundante de lo que jamás hubiera imaginado.
Todos esos talentos que nos da, han de ser para su gloria... Es triste ver cuánta gente tiene dones preciosos y que se vanaglorian de ellos. Se envuelven en el orgullo de ser "el mejor" y no se dan cuenta de donde vienen esos dones de ahí también la importancia de la humildad.
Algún día estaremos cara a cara con Dios y me gusta recordar este versículo:
v. 21 "Mu bien, eres un siervo bueno y fiel. Y como has sido fiel en lo poco, yo te pondré al cargo de mucho más. Entra y alégrate conmigo" (versión de lenguaje sencillo).
Muchas veces debemos tener en cuenta los detalles pequeños, empezar a ser fieles, hacer todo con excelencia aunque sean pequeñas, pues si somos buenos en las pequeñas cosas, éstas nos capacitan para hacer cosas más grandes.
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