martes, 28 de marzo de 2006

Salmo 18

"¡Cuánto te amo Señor, fuerza mía!
En mi angustia invoqué al Señor;
clamé a mi Dios,
y él me escuchó desde su templo;
¡mi clamor llegó a sus oídos!

Extendiendo su mano desde lo alto,
tomó la mía y me sacó del mar profundo
Me sacó a un amplio espacio
me libró porque se agradó de mí
El es quien me arma de valor
y endereza mi camino

da a mis pies la ligereza del venado,
y me mantiene firme en las alturas.
Con tu diestra me sostienes;
tu bondad me ha hecho prosperar,
mis tobillos no flaquean".
-Salmo 18-

En estos días he tenido momentos de mucho gozo, esperanza y ganas de seguir adelante en el sendero de mi vida, pero también he tenido muchos momentos de angustia, tristeza y desánimo. Cuando ésto ocurre no hay ganas de hacer nada. A veces no tengo que tener una razón para estar así, a veces me culpo por desperdiciar mi vida en cosas que no sirven para nada, o que es demasiado tarde para hacer realidad mis sueños. También aparece una llama en mi corazón que me dice "haz esto... ve a por ello" pero surge el apagón que te dice "no... va a ser un fracaso".
Pero me encanta que acontezcan estas cosas, porque es cuándo más recurro a Dios y más cerca me siento de él. Entonces ya no importa si tengo sueños, o todo en mi vida es un desastre, si desperdicié el tiempo etc... porque una pasión consume mi ser y dice "¡Cuánto te amo Dios mío!". Y es lo único que me importa en ese momento, sentirlo, escucharlo amarlo... .

El salmo 18 lo leí hoy tras pasar un tiempo orando y es justo lo que necesitaba leer.
Cuando invoco al Señor, cuando le dijo "Jesús te quiero, revélate" y me dice que me escucha solo me dan ganas de llorar de alegría, de gozo... saber que el amado de mi alma está deseando escuchar mi declaración de amor.

Me encuentro en las profundidades de un mar frío y oscuro y Dios desde lo alto me extiende su mano y toma la mía y me dirige hacia un espacio amplio lleno de paz. Él toma mis debilidades, mis "yo no puedo", "yo no sirvo" y me arma de valor haciendo que los caminos torcidos donde "malgasté el tiempo" sean enderezados para darme una nueva oportunidad de aprobecharlos.

Jesús me pone en alto, para que alcance mis sueños, la estrella que quiero conseguir y me da la ligereza para hacerlo, rompe las cadenas que me atan a la realidad de los imposibles para que todo sea posible. Entonces mis tobillos no flaquean, se mantienen firmes y fuertes sin miedos al fracaso porque Dios es quien me hace prosperar, su diestra me sostiene, es maravilloso sentirme en su regazo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario