Llevo un tiempo buscando a Dios, y estoy pasando una prueba algo "rara" en la cual mi mente declara a Dios, y sabe que existe pero mi corazón no siente nada. Varias veces me arrodillé buscando la presencia de Dios, deseando sentir el gozo que él da, esa paz sobrenatural que experimenté tantas veces en estos seis años desde que lo conozco... Pero no ocurría nada. Así llevaba un mes, pero me dije a mi misma: "no me rendiré, Dios mío, quiero decirte que no me importa nada ni nadie más que tú y no anhelo otra cosa que sentirme en tus brazos, y estaré akí postrada hasta que me respondas".
El miércoles pasado estuve en la reunión de oración de la iglesia, y fue increíble. No pensaba ir porque estaba cansada... pero algo me decía que me moviera del sofá y que me dejara de perezas. Normalmente oramos por Madrid, por avivamiento, por sanidad etc... Pero esta vez fue diferente. Cuando tienes tantas cargas dentro de tí, que te producen preocupaciones o ansiedades, no puedes orar por otros, porque tu mismo no estás siendo sanado en tu interior... Y recuerdo que pedí oración... y cuando staban orando por mí comencé a llorar y a llorar.Y de repente empecé a sentir de nuevo esa pasión por mi Dios. Estaba cargada por lo que pasó en mi familia, desde entonces sentia como un muro delante de mí que me incapacitaba de toda creatividad, mi autoestima bajó muchisimo pero lo único que buscaba de Jesús era su abrazo.. y fue entonces ese dia cuando me lo dió. Ahora siento que él me estaba pidiendo fidelidad, yo le dije un día "pase lo que pase, esté como esté, yo te buscaré, yo te amaré" Y tuve que pasar por este desierto para cumplir mi promesa.
Éste domingo en la ilgesia cuando estábamos alabando a Dios le decía "revélate en mi vida hoy, háblame, dime algo que parta en dos mi alma y la quebrante con tu ser" Y me dió una palabra preciosa a través del predicador.
"El reino de los cielos es como un tesoro escondido en un campo. Cuando un hombre lo descubrió, lo volvió a esconder, y lleno de alegría fue y vendió todo lo que tenía y compró ese campo.
También se parece el reino de los cielos a un comerciante que andaba buscando perlas finas. Cuando encontró una de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía y la compró". Mt. 13:44-46
Estos versículos me llenaron de amor por Jesús. Estoy enamorada de él, vivo apasionada por él... porque él aún antes de yo nacer, hace más de 2000 años, me vió y me consideró su tesoro, porque me vió preciosa, y se dió así mismo, sacrificó todo lo que él era: su majestad, su estado de Creador, de Rey, derramó su sangre, murió, solamente porque me consideró su princesa, y la joya más preciosa que había visto.
Nosotros somos la perla de Dios, somos su tesoro. Él fue cautivado por nosotros que de tal manera nos amó que dió a su único hijo. Y ahí pensé en cuánto amo a mi familia, y eso no se puede comparar al inmenso amor que siente Dios por su creación.
Tenemos que aprender a mirar con los ojos de Dios, sus pensamientos son más altos que los nuestros y él mira lo profundo. Él nos ve cada momento y cuando lo buscamos dice "te amo y mereció la pena sacrificarme solamente por este momento cuando me alabas, cuando me hablas".
Aunque nosotros no somos merecedores de esta gracia, de este regalo, él vió algo para decir "eres bueno y precioso"
Pienso que no somos conscientes de este gran amor porque no leemos la biblia como deberíamos. Él nos dá promesas y nos dice "no te dejaré, estaré contigo siempre, cumpliré lo que te digo, haré reales tus sueños, concederé tus peticiones".
Antes que diga algo, el Padre ya lo sabe. Antes que pronunciemos una sola palabra, porque él está a la espectativa, lo da todo por nosotros.
Cuando estamos mal porque nos vemos incapaces, infieles, feos, tontos etc... es porque estamos mirando desde un lugar equivocado... tenemos que alzar la vista y mirar como Dios nos ve.
Y esto hizo que pensara también en las palabras de Elías:
"-¿Qué haces aquí, Elías?- Le preguntó Dios.
-ME CONSUME MI AMOR POR TÍ. SEÑOR DIOS TODOPODEROSO- respondió él".
Esto me quebrantó e hizo que me consumiera su amor por mí, me enamora y me apasiona cada día más y más y ahora no puedo pensar en vivir sin él, me moriría, me falta el aire si no estoy con él.
"Miren que los envío como corderos en medio de lobos". Lc 10:3
Esto también me hizo pensar.
El predicador dijo que somos como corderos limpitos, inocentes y buenos... pero en medio de lobos y esto no se refiere al mundo que nos rodea físicamente, sino al mundo espiritual. Somos como corderos apunto de ser deborados por los lobos feroces y hambrientos, por el enemigo, por esos ángeles que prefirieron seguir el lado oscuro... pero tenemos de nuestra parte que Dios está con nosotros y nos está protegiendo, y cuando los lobos nos ven no nos ven como corderos sino como victoriosos y fuertes. Pero para ello debemos ser conscientes de ello y declararlo. Por eso es tan importante la oración. Cuando oramos el mundo espiritual se mueve y Dios lo deja todo solo por escucharnos. Somos su centro de atención.
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