Estos ultimos días siguen siendo difíciles para mí. Ahora mucho más que antes me acuerdo de mi padre. Sin querer vienen recuerdos del pasado, imágenes, sentimientos, emociones junto a él, los cuales hecho de menos. Intento evitarlos porque se convierten en mis cárceles mentales donde me veo en un sótano en ruinas, porque uno de los pilares principales se convirtió en cenizas. Pienso mucho en el sentido de la vida, de la muerte. Si no fuese por Dios, no se disiparían las preguntas: ¿qué hago aquí?¿Para que sirve la creatividad si tarde o temprano se convertirán en polvo todas mis obras, y aunque perduren, mis ojos no la verán? Pero es cuando de repente dejo de pensar en mi "yo" y observo la mirada de mi creador, cuando levanto los ojos y observo cuan precioso es, cuantas cosas ha hecho por mí, quien he dejado de ser para convertirme en suya. Y esas preguntas responden a una: "Todo es para alabarte a tí y para darte a conocer". Ese es el propósito de mi vida, reflejarlo en todo cuanto acontezca en mi camino. Es difícil luchar contra miles de cosas en mi mente, porque me quitan el aliento, las ganas de seguir luchando, y aún veo tan difícil la victoria! Pero entonces me doy cuenta que no es por mi fuerza, ni mis ganas, sino por su poder y su presencia en mi vida.
Hacía días que no oraba largos ratos... Siempre con prisas, o dejandolo para otro momento, y me he dado cuenta que hecho de menos mi tiempo con Dios. Cuando me encierro en mi habitación y él empieza a regalarme esa felicidad que no tiene explicación, cuando lo alabo y mis lágrimas no son de agonía ni de tristeza sino de emoción por palpar una pizca de su gloria. Cuando me arrodillo y mi ser se derrama, cuando a veces no hay palabras simplemente dejarme envolver por sus a alas, por su abrigo, y quedarme ahí un buen rato en su regazo... eso es lo más maravilloso que tengo en la vida y en la muerte, y es lo que hace que siga adelante, porque cada día es una nueva aventura con él, una nueva historia de amor. Es cuando veo que su mano me guía y aunque esté ciega porque todo esté oscuro, no hay temor, porque sé que tarde o temprano volveré a ver la luz de nuevas bendiciones.
Salmo 15.
"DIOS, TU ERES LA PORCIÓN DE MI HERENCIA
Y DE MI COPA; TU ASEGURAS MI SUERTE.
Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos y
ES HERMOSA LA HEREDAD QUE ME HA TOCADO.
Se alegró por tanto mi corazón
y se gozó mi alma;
mi carne también descansará confiadamente,
porque no dejarás mi alma en el seol,
ni permitirás que tu santo vea corrupción.
Me mostrarás la senda de la vida;
EN TU PRESENCIA HAY PLENITUD DE GOZO,
DELICIAS A TU DIESTRA PARA SIEMPRE".
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