"Y he aquí, había en la ciudad una mujer que era pecadora, y cuando se enteró de que Jesús estaba sentado a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume;
y poniéndose detrás de El a sus pies, llorando, comenzó a regar sus pies con lágrimas y los secaba con los cabellos de su cabeza, besaba sus pies y los ungía con el perfume".
Marcos 14: 3"Y estando El en Betania, sentado a la mesa en casa de Simón el leproso, vino una mujer con un frasco de alabastro de perfume muy costoso de nardo puro; y rompió el frasco y lo derramó sobre la cabeza de Jesús".
Cuando le hablas a Dios, tu oración es como un perfume.
Si realmente dejasemos a un lado tantas cosas que no llevan a ninguna parte, pleitos, contiendas, criticas, malestares... y pusieramos un poco de cuidado en hacer el bien, el mundo sería ese perfume que agradaria a Dios y que todo a nuestro alrededor lo impregnaria de su amor.
Dios huele a canela, pero es veneno.
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