miércoles, 4 de junio de 2008

Juan 15: 5- 11

"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.

En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.

Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.

Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.

Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido."


Si he de reconocer un gran error en éstas ultimas semanas, es que he pasado muy poquito tiempo en mi intimidad buscando a Dios. Sé que debería haber sacado un tiempito para decirle lo que siento, pienso, quiero y sobre todo, para callar, estar quieta y escuchar su voz.

Este pasaje ronda mi cabeza durante este tiempo... "sin mí nada podéis hacer". Me encanta cuando Dios dice que si sus palabras permanecen en nosotros, es decir, si practicamos lo que él dice, entonces, todo lo que pidamos él lo hará.

En este tiempo he estado ocupándome de organizar muchas cosas... entre ellas el grupo de jóvenes en la iglesia, estamos planificando el verano, programando actividades, estoy quedando con gente, luego el trabajo en el campamento de verano para los niños, repartir publicidad, organizar todo... . En fin, han sido cosas que me han estado desviando un poco del punto de mira.

Me acuerdo cuando Jesús le dice a Marta... "marta marta fatigada y cansada"
A veces nos pasa eso y tenemos que ser conscientes de ello, reconocer nuestro error, volver a tener la vista bien puesta en Dios y así él nos vuelve a encaminar para hacer todos esos sueños que tenemos, que él nos dió. Lo más importante es estar en una relación íntima con Él. Necesitamos su dirección.

Me encanta cuando dice Jesús que cuidemos nuestra relación con él para que su gozo esté en nosotros y se cumpla en nuestra vida. Y es cierto, cuando tenemos la alegría de Dios, trabajamos felices y con ganas de seguir luchando pa´lante. Pero cuando no... la carga es pesada y nos cuesta caminar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario