Me encanta que llueva.
Anoche tuve un deseo... ojalá lloviera...
Y se hizo real.
Me encanta escuchar el suave murmullo de las gotitas al caer. A veces, de repente deja de ser un murmullo para convertirse en un canto, es cuando empieza la tormenta a resonar los timbales de su percusión.
Me gusta oler el perfume de la tierra mojada, el ambiente que deja el sollozo del cielo.
Hoy estuve pintando. Es curioso, pero cuando llueve me lleno de inspiración. También es cuando me vuelvo más nostálgica, y quizás, es el unico momento en el cual pienso que me gustaría compartirlo al lado de mi media naranja. Pero sutilmente ese pensamiento desaparece para no agonizar con tiempos pasados y disfrutar el presente, entonces, me doy cuenta, de lo hermosa que puede llegar a ser disfrutar de la soledad.
Ayer tambié derramé mis lagrimitas, me acordé de papá. Estuve leyendo los mails que me mandaba con todo su inmenso amor y fui consciente de lo mucho que me hace falta su compañía, sus bonitas palabras y su gran amor que aún sigue palpitando en mi corazón el dolor de su partida.
Sé que en todas mis pinturas la huella de su muerte sigue permaneciendo. He intentado evitar ciertos colores para cambiar un poco la temática de todo lo que he estado creando en el ultimo año y medio, pero es practicamente imposible evitarlos. Mis manos se vuelven a deslizar en los azules, cobaltos y celestes... aunque el toque rojo del amor les vuelva a dar vida y los verdes la esperanza que nunca abandoné.
No hay comentarios:
Publicar un comentario