lunes, 12 de marzo de 2007

La pobre viejecita

(Mi prima Paola y mi Abuelita Lucy)

Este poema me encanta! Cuando era pequeña, tendria unos 6 años, mi abuelita Lucy (la madre d mi padre) me lo recitaba algunas noches antes de dormir o cuando no queríamos comer, creo que desde entonces, me empezó a apasionar la poesía. Fue ella la que me encaminó por el mundo creativo: me enseñó lo básico de la pintura, cosas que grabaría como un sello para no olvidarlas y que marcarán siempre mis pinturas.
Son muchas las emociones al recordar, con cortos flashes, cuando ella cada noche se sentaba en mi cama, rezabamos un padre nuestro, orábamos a Dios con el corazón y luego me contaba una historia de su infancia y así me quedaba dormida. Ojalá hubiera tenido una grabadora porque cada historia era para escribirla en un libro, García Marquez hubiera hecho con ellas algunos libros parecidos a "Cien años de soledad".

Cada vez que leo los primeros versos es como si escuchara la voz dulce con acento colombiano de mi abuelita...


"La pobre viejecita"
Érase una viejecita
Sin nadita que comer
Sino carnes, frutas, dulces,
Tortas, huevos, pan y pez


Bebía caldo, chocolate,
Leche, vino, té y café,
Y la pobre no encontraba
Qué comer ni qué beber.


Y esta vieja no tenía
Ni un ranchito en que vivir
Fuera de una casa grande
Con su huerta y su jardín


Nadie, nadie la cuidaba
Sino Andrés y Juan Gil
Y ocho criados y dos pajes
De librea y corbatín


Nunca tuvo en qué sentarse
Sino sillas y sofás
Con banquitos y cojines
Y resorte al espaldar


Ni otra cama que una grande
Más dorada que un altar,
Con colchón de blanda pluma,
Mucha seda y mucho olán.


Y esta pobre viejecita
Cada año, hasta su fin,
Tuvo un año más de vieja
Y uno menos que vivir


Y al mirarse en el espejo
La espantaba siempre allí
Otra vieja de antiparras,
Papalina y peluquín.


Y esta pobre viejecita
No tenía que vestir
Sino trajes de mil cortes
Y de telas mil y mil.


Y a no ser por sus zapatos,
Chanclas, botas y escarpín,
Descalcita por el suelo
Anduviera la infeliz


Apetito nunca tuvo
Acabando de comer,
Ni gozó salud completa
Cuando no se hallaba bien


Se murió del mal de arrugas,
Ya encorvada como un tres,
Y jamás volvió a quejarse
Ni de hambre ni de sed.


Y esta pobre viejecita
Al morir no dejó más
Que onzas, joyas, tierras, casas,
Ocho gatos y un turpial


Duerma en paz, y Dios permita
Que logremos disfrutar
Las pobrezas de esa pobre
Y morir del mismo mal

Rafael Pombo

1 comentario:

  1. ei esta muy xulo el poemilla ese de verdad^^

    me lo copiare pa kuando tenga nietessitos^^

    besos wapa

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